Hay muchas personas que afirman que la inteligencia artificial con autonomía ya existe, pero aún estamos muy lejos para llegar a esa posibilidad. Seguramente has leído algún artículo o noticia que afirma que la IA es el algoritmo de Facebook o el de Netflix, otros medios atribuyen la IA a la robótica o al business intelligence, todo lo que suena a big data, redes neuronales, machine learning, metaverse y algoritmos seguramente estará asociado al concepto de inteligencia artificial, pero aún falta tiempo, inversión y avances serios para alcanzar aquella versión consiente y funcional de AI que se asemeja a la ciencia ficción o quizá nunca llegue a existir.
En esta época cerca de la post-pandemia, lo más cercano que tenemos a una inteligencia artificial es un algoritmo con suficientes datos. Facebook por ejemplo es la mayor plataforma social con más datos concentrados de usuarios en el mundo, Amazon, YouTube, Spotify, Netflix y otros algoritmos han demorado alrededor de más de 5 años para recolectar datos precisos de sus usuarios, después de tanto tiempo de haber recolectado información con mucho detalle, hoy podemos notar el poderío y el efecto de esa información, sin embargo y de manera desafortunada, los algoritmos más entrenados hoy en día están al servicio del consumo. Estoy seguro que pronto se van a explorar más áreas donde los algoritmos entrenados puedan estar al servicio de la humanidad.
¿Qué son los algoritmos?
Pensemos en los algoritmos como el procesador de una base de datos, o como la herramienta que puede leer el comportamiento repetitivo. Los algoritmos son simples instrucciones que resuelven un problema, justo como una sencilla operación matemática como la suma o la multiplicación.
Tal vez cuando exista un mayor número de algoritmos entrenados es cuando podamos asomarnos a los inicios de una inteligencia artificial, es decir, cuando los algoritmos sean comunes en cualquier frente esencial de la humanidad como la medicina, la alimentación, deportes, negocios etc. en conjunto podrían formar los inicios de un algoritmo mayor para tener acceso a todos los datos que han recolectado. Para que esto sea posible, será necesario desarrollar un procesador de algoritmos con gran potencia para interpretar una gran cantidad de información. Hoy en día ya se explora tecnología como los procesadores cuánticos que tienen la capacidad de computar datos binarios de manera simultánea y a gran velocidad <qbits>, pero aún no existe un sistema operativo como Windows o macOS que pueda soportar esta nueva arquitectura cuántica.
Desde otra perspectiva, los algoritmos son una especie de contenedores de lenguaje. Imagina que desde niño un algoritmo te acompañe en tu crecimiento para medir tus habilidades y técnicas artísticas o deportivas, de tal manera que después 10 años de recolectar información, el algoritmo podría almacenar un historial completo de todo tu perfil y pueda predecir tus oportunidades de desarrollo en un contexto social, laboral o familiar. Es aquí donde quizá es fácil confundirse con la idea de que los algoritmos puedan ser entidades conscientes, pero hasta este punto solo siguen siendo simples bases de datos, la diferencia es que, estos datos cada vez son más precisos y por eso nos da mucho miedo y sorpresa cuando Facebook o Amazon predice lo que lo queremos ver o comprar. Esta práctica será muy común y cada vez más confiaremos en dispositivos que se ganan un lugar en nuestra psique como entidades en las que podemos depositar nuestra información, solo por el hecho de estar cerca de nosotros. De este modo veríamos a la inteligencia artificial solo como una extensión digital de nuestra conciencia.
Para que la inteligencia artificial pueda desarrollarse al servicio del hombre, los algoritmos deben recolectar información verdadera. Hoy en día la recopilación de datos de usuarios incluye demasiados sesgos e información duplicada o apócrifa. Cuando los algoritmos recopilen información de una manera cifrada autónoma y auditada con tecnologías como blockchain o similares, quizá podremos otorgar llaves de acceso a una tecnología mayor que pueda tener lectura de toda nuestra actividad como humanos.
Existen muchas aplicaciones y oportunidades que se pueden explorar con algoritmos entrenados, los escenarios predictivos por ejemplo, serían la mayor ventaja y beneficio que podríamos obtener de esta tecnología. Así como Amazon tiene la posibilidad de predecir la cantidad de papel higiénico que usa una familia durante el año, la medicina podría tener un avance revolucionario, podríamos analizar el comportamiento de las células de tu cuerpo, entender el desarrollo neuronal, incluso podríamos predecir un posible fallo en tus órganos vitales a cierta edad o podríamos calcular con exactitud la fuerza máxima que ejercen tus músculos en una competición.
Quizá las primeras versiones de la IA se sentirán como una extensión humana, un acompañante fiel como pepe grillo entrenado para resolver nuestras dudas, y espero que se quede de esa manera.
Existen intentos y exploraciones para producir o desarrollar una inteligencia artificial consciente. Las neurociencias, la filosofía de la mente, los procesos cognitivos, el aprendizaje autónomo y las redes semánticas podrían convertirse en algunas dimensiones en este estudio que están lejos de un simple procesamiento de datos. Muchos dilemas éticos se producirán si existe la posibilidad de crear una entidad artificial consciente en el futuro, pero insisto, estamos muy lejos.
Por último estimado lector, este tipo de avance tecnológico puede representar una disrupción en todas las dimensiones de relaciones sociales, con impactos políticos y económicos que aún no podemos imaginar. Desde la posibilidad de manipular la información con fines políticos y electorales, hasta el detrimento de la cultura y el comportamiento social. Las revoluciones políticas se están produciendo en el marco del crecimiento de las grandes empresas tecnológicas, los grandes talentos están siendo reclutados para definir el comportamiento social de toda la humanidad. ¿Cuáles son los intereses que deberíamos enfilar para sacar el máximo rendimiento de este tipo de tecnologías ? ¿Existirá una entidad gubernamental que pueda sostener el efecto de este nuevo paradigma?
La rapidez con la que los algoritmos están recolectando información de la humanidad es abrumadora, la digitalización de nuestra vida será la definición de la era digital.
Recomiendo tener las siguientes referencias para extender la conversación de este tema.
«The Secret Rules of Modern Living Algorithms» – Documentary.